Chamaerops humilis, llamado palmito, margalló o palmitera, es la única palmera nativa de la Europa continental y la única especie del género Chamaerops. Es una especie carismática, extensamente distribuida por todo el litoral mediterráneo, abundante en las costas mediterráneas de España y del norte de Marruecos.
Crece sobre suelos soleados, pedregosos o no,
principalmente en zonas bajas. Se da en nuestros montes acompañando a lentiscos,
coscojas, acebuches y en muchas ocasiones esparragueras. Crece hasta 2 metros de altura, pudiendo alcanzar mayor altura si se cultiva.
Las hojas están
dispuestas en penacho terminal, con forma de abanico, de hasta 90 cm, con un largo peciolo leñoso provisto
de fuertes espinas.
El principal uso del palmito es de carácter
artesanal, las gentes confeccionaban sus capazos, sombreros, esteras… con la
Llata...
... también se
confeccionaban grandes sacas, con las que el hombre transportaba productos como
la uva, el grano, la hortaliza…
Otro de los trenzados más habituales es la "toniza", una cuerda hecha a partir de la palma.
La elaboración de productos artesanales con Llata
requiere un lento y laborioso proceso.
La recolección del palmito se realiza al final del
verano, cuando el árbol da sus frutos y empieza a adormecerse. Se toma una, a
lo sumo dos, de las palmas centrales que están todavía por abrir. Ser
avaricioso y tomarlas todas, mata al palmito, poniendo en riesgo su pervivencia.
Se distinguen por un lado la "palma
blanca" o "palmito" y por otro la "palma negra" o
"palma verde". La palma blanca es la hoja que se localiza en el
interior del cogollo o centro de la copa de la palmera, y se caracteriza por
ser una hoja de color verde claro, casi blanco. La palma negra, de la que se pueden cortar de dos a cuatro ruedas, es
la que rodea por fuera la copa de la palmera, y tiene una tonalidad verde
oscura, denominándose su poda "limpiar la palmera".
Las palmas
recolectadas se ponen a secar, aquellas que queramos conservar su tono verde,
las pondremos a la sombra, las demás las dejaremos secar al sol en un sitio
seco y ventilado.
El palmito se trabaja tanto
en su color natural, como blanqueado o coloreado. Para la coloración, se pone una olla de agua al fuego, cuando hierve el agua se le añade el tinte; el
palmito se cocina por lo menos durante una hora en la olla. Después se quita y
se deja secar en la sombra.
Una vez preparada la materia
prima se realizan los distintos tipos de trenzado, cada uno de ellos tiene su
uso.
Las pleitas o empleitas, es el trenzado más común y a partir de él se
realizan numerosos objetos.
Para la confección de la empleita se trenzan 3, 5, 7,
9, 11 y hasta 13 palmas, que se irán entretejiendo según la forma deseada. Como hilo
de costura se emplea en la actualidad rafia o cordeles industriales, pero hasta
hace muy pocas décadas las estereras empleaban la propia palma como medio de
costura.
Para planchar y dar forma a las empleitas se usaba
un callao (canto con una superficie totalmente pulida y de forma redondeada).
Tijeras, hachas y picaderos completan el repertorio de herramientas básico.
La Llata se realizaba en las tardes de invierno, cuando el día acorta y el tiempo obliga, en ocasiones, a permanecer en el hogar. Así, hombres y mujeres, se sentaban junto al fuego a trenzar, compartiendo su hacer y sus historias.
Es curioso que la Llata se realice en el invierno, cuando los huesos se enfrían y resienten, el trenzado de la Llata les devuelve su movilidad.
Las palmas del Domingo de Ramos también se realizan con la Llata, éste es el trenzado más común.
Y como curiosidad os mostramos el "mata moscas", las moscas entran en los huecos del trenzado, una vez dentro, al no poder desplegar sus alas, quedan atrapadas.
Otros usos del palmito, menos frecuentes son el gastronómico y el medicinal.
En la cocina es apreciado el corazón o cogollo de las
plantas, utilizado en ensaladas.
En otro tiempo, y aún ahora
en el Norte de África, se aprovechaban las raíces por su riqueza en azúcar como
sucedáneo de la zarzaparrilla.
Sus frutos, llamados vulgarmente dátiles de zorra o palmiches,
se emplearon en medicina popular como astringente. Algunos mamíferos como el tejón, el zorro y el conejo, también los consumen.
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